¿Cómo dormir para evitar el reflujo nocturno?

El reflujo gastroesofágico nocturno no solo afecta la calidad del sueño, sino que también puede provocar daños en el esófago, garganta, dientes e incluso vías respiratorias.
Por eso, la forma en que duermes influye directamente en la aparición o prevención del reflujo.
Muchas personas pasan años durmiendo en posiciones que agravan sus síntomas sin saberlo.
Y lo peor: creen que es normal despertarse con ardor, tos o sensación amarga.
- ¿Cuál es la mejor posición para dormir si tienes reflujo?
- Otros factores que agravan el reflujo mientras duermes
- ¿Qué es el reflujo silencioso y por qué muchas personas no saben que lo tienen?
- Cómo mejorar el sueño si tienes reflujo nocturno
- Ejercicios que ayudan a reducir el reflujo silencioso
- ¿Cómo evitar el reflujo nocturno sin medicamentos?
- ¿Qué complicaciones puede causar el reflujo nocturno si no se trata?
¿Cuál es la mejor posición para dormir si tienes reflujo?
Muchas personas desconocen que su mal descanso puede estar relacionado directamente con la forma en que duermen.
La posición al dormir no solo influye en la calidad del sueño, sino también en problemas digestivos como el reflujo nocturno.
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Elegir mal puede significar despertar con acidez, tos o molestias en la garganta sin entender por qué.
En cambio, una postura adecuada puede ayudarte a dormir profundamente y sin molestias.
A continuación, analizamos las principales posiciones para dormir, sus efectos en el cuerpo y, sobre todo, cuál es la mejor si sufres de reflujo.
Dormir del lado izquierdo: la opción más efectiva
Esta es, sin duda, la posición más recomendada para personas con reflujo. ¿Por qué?
El estómago tiene una forma de “J”, y su salida hacia el esófago se encuentra en el lado derecho.
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Al acostarte sobre el lado izquierdo, los líquidos gástricos tienden a permanecer en la parte inferior del estómago, lejos del esfínter que conecta con el esófago.
Esto significa que, aunque el esfínter esofágico inferior esté débil (algo común en el reflujo), la gravedad evitará que el ácido suba hacia la garganta o la boca.
Además, dormir del lado izquierdo también se asocia con una mejor circulación, especialmente en embarazadas, y puede mejorar el vaciado gástrico, es decir, facilita que la comida pase del estómago al intestino delgado.
Por si fuera poco, esta posición puede reducir los ronquidos al evitar que la lengua y los tejidos blandos caigan hacia la garganta.
Evita dormir del lado derecho si sufres reflujo
Aunque es cómoda para muchas personas y alinea bien la columna vertebral, dormir sobre el lado derecho favorece el reflujo.
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Cuando te acuestas de este lado, la posición natural del estómago permite que el contenido ácido se desplace más fácilmente hacia el esófago.
La gravedad ya no ayuda a retener los ácidos dentro del estómago, sino que facilita su ascenso.
Esto es especialmente grave si el esfínter esofágico no funciona correctamente, algo común en adultos mayores, personas con sobrepeso o quienes tienen mala alimentación.
Muchos pacientes que sufren de carraspera, tos o ardor al despertar notan una gran mejoría simplemente cambiando de lado.
Dormir boca arriba: beneficios posturales pero riesgos digestivos
Esta posición puede ser buena si se hace con ciertas condiciones.
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Cuando duermes boca arriba con una almohada adecuada en la cabeza y, mejor aún, una almohada delgada bajo las rodillas, la columna vertebral permanece alineada y se reduce la tensión en la zona lumbar.
También puede ayudar en personas con dolor cervical, migrañas o fibromialgia, ya que reduce la presión sobre los músculos y articulaciones.
Pero no todo es positivo.
En personas con reflujo, el contenido ácido del estómago puede subir con más facilidad al no haber ningún ángulo que lo retenga.
Además, esta posición favorece los ronquidos, especialmente en personas con obesidad, apnea del sueño o hipertensión.
Al dormir boca arriba, los músculos de la garganta se relajan y pueden bloquear parcialmente el paso del aire, generando sonidos fuertes, pausas en la respiración e incluso elevaciones peligrosas en la presión arterial.
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Para embarazadas, esta posición puede causar compresión de la vena cava inferior, dificultando el retorno de la sangre desde las piernas hacia el corazón y provocando mareos, hinchazón o sensación de falta de aire.
Dormir boca abajo: la peor opción para el reflujo (y la espalda)
Esta es, sin discusión, la postura menos recomendable.
Aunque algunas personas jóvenes la adoptan porque les parece cómoda, dormir boca abajo fuerza el cuello, la espalda y comprime el abdomen.
Para mantener la cara hacia un lado y poder respirar, la cabeza debe torcerse durante horas.
Esto provoca una mala alineación de las vértebras cervicales y genera tensión en la espalda.
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Además, al presionar el abdomen contra el colchón, aumenta la presión dentro del estómago, lo que puede empujar los ácidos hacia el esófago, empeorando los síntomas del reflujo.
Por si fuera poco, esta posición también tiene un efecto estético negativo: la fricción constante de la cara con la almohada puede generar arrugas prematuras debido a los pliegues repetitivos en la piel.
En resumen: si tienes problemas digestivos, reflujo, apnea del sueño o incluso si simplemente quieres cuidar tu espalda y tu piel, deberías evitar dormir boca abajo.
Otros factores que agravan el reflujo mientras duermes
Ya vimos que la posición al dormir puede marcar una gran diferencia si tienes reflujo. Pero hay algo más que debes considerar:
No basta solo con cambiar de lado.
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Si mantienes ciertos hábitos durante el día o justo antes de dormir, el reflujo puede seguir apareciendo y afectar tu descanso.
Por eso, te explico qué otros factores pueden estar agravando tu reflujo mientras duermes y qué puedes hacer para evitarlo de forma efectiva.
La altura de la cama, no de la almohada
Una de las recomendaciones más efectivas —y a menudo mal aplicadas— para quienes sufren reflujo nocturno es elevar la parte superior del cuerpo mientras duermen.
Pero la clave está en cómo lo haces.
Muchas personas creen que basta con usar varias almohadas apiladas.
Pero eso solo consigue que el cuello se doble en exceso, generando tensión cervical, incomodidad e incluso problemas respiratorios si se comprime la tráquea.
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Lo ideal es elevar la cabecera de la cama entre 15 y 20 centímetros, inclinando todo el tronco superior y no solo la cabeza.
Esta inclinación suave pero constante ayuda a que la gravedad mantenga los ácidos dentro del estómago, evitando que suban hacia el esófago mientras duermes.
Existen varias formas de lograrlo:
- Colocar bloques o elevadores bajo las patas delanteras de la cama: conocidos como “patas de elefante”, son una opción simple y segura.
- Usar cuñas o almohadas especiales en forma de rampa: deben tener un ángulo uniforme y suficiente longitud para que la espalda descanse sin forzar el cuello.
- Optar por una cama ajustable: si tienes acceso a una, permite un control más preciso de la inclinación.
Recuerda: el objetivo es elevar el torso, no solo la cabeza.
Una inclinación bien lograda puede reducir significativamente los episodios de reflujo nocturno y mejorar la calidad del sueño sin necesidad de medicamentos.
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Evita comidas pesadas y bebidas antes de dormir
Uno de los pilares más importantes para evitar el reflujo nocturno es no acostarse justo después de cenar.
Espera al menos 3 horas antes de ir a la cama.
Además, evita:
- Comidas grasas o muy condimentadas: relajan el esfínter esofágico inferior.
- Bebidas carbonatadas y café: estimulan la secreción ácida.
- Alcohol: puede inducir el sueño pero interfiere con su calidad y favorece el reflujo.
También es recomendable limitar el consumo de líquidos dos horas antes de dormir para no interrumpir el sueño por necesidad de orinar.
¿Dormir con la boca abierta puede empeorar el reflujo?
Sí. Dormir con la boca abierta aumenta el riesgo de ronquidos, resequedad y entrada de ácido a la cavidad oral.
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En algunos casos se ha probado el uso de cintas adhesivas verticales en la boca para fomentar la respiración nasal.
Sin embargo, estas no deben usarse si hay obstrucción nasal.
Consulta a un otorrino si tienes dificultades para respirar por la nariz antes de probar estos métodos.
¿Qué es el reflujo silencioso y por qué muchas personas no saben que lo tienen?
Cuando pensamos en reflujo, lo primero que se nos viene a la mente es la sensación de ardor en el pecho o ese ácido que sube hacia la garganta.
Pero no siempre se manifiesta así.
Te explico qué es el reflujo silencioso y por qué es más común de lo que imaginás, incluso en personas que creen tener un sistema digestivo completamente sano.
El reflujo silencioso ocurre cuando el ácido del estómago sube hacia el esófago —y en ocasiones llega hasta la garganta— pero sin provocar los síntomas clásicos como acidez o quemazón. Por eso, suele pasar desapercibido.
En su lugar, aparecen síntomas más difusos o que se confunden con otras condiciones:
- Tos seca o carraspeo frecuente, especialmente al despertar.
- Sensación de moco en la garganta o necesidad constante de tragar saliva.
- Ronquera matutina o voz áspera sin estar resfriado.
- Sensación amarga en la boca o lengua blanca al despertar.
- Congestión nasal crónica o sinusitis recurrente.
- Molestias al tragar, dolor de garganta sin infección aparente.
En niños o adultos mayores, también puede haber pitidos al respirar (sibilancias), síntomas similares al asma o incluso otitis recurrente, porque el ácido alcanza las vías respiratorias y afecta zonas sensibles como la nariz o los oídos.
El problema es que muchas personas no relacionan estos síntomas con el sistema digestivo, y terminan tratando la tos, el asma o la sinusitis sin éxito, cuando en realidad el origen está en el estómago.
¿Cómo saber si tienes reflujo silencioso?
Una de las señales más comunes es despertar con la garganta irritada o la lengua blanca, sin haber tenido ninguna infección.
Si además sentís un sabor raro en la boca o te cuesta tragar saliva por las mañanas, es posible que el ácido haya estado subiendo durante la noche sin que lo notaras.
También podés observar si tenés episodios de tos justo después de acostarte o mientras dormís.
Eso puede ser una reacción involuntaria del cuerpo para expulsar el ácido que se cuela hacia la vía respiratoria.
Para un diagnóstico claro, existen estudios como la endoscopia digestiva o una pH-metría, que miden la acidez dentro del esófago.
Pero muchas veces con observar bien los síntomas y cambiar ciertos hábitos se puede confirmar la causa.
¿Por qué es importante tratar el reflujo silencioso?
Porque aunque no cause dolor evidente, puede generar complicaciones a largo plazo.
El ácido gástrico no debería estar en contacto con la garganta, las cuerdas vocales ni la cavidad bucal.
Si no se trata, el reflujo silencioso puede provocar:
🦷 Daño en el esmalte dental: por el contacto constante con ácidos.
😮💨 Sinusitis crónica: al inflamar los senos paranasales por la entrada de ácido.
🎤 Inflamación laríngea o pólipos en las cuerdas vocales: afectando la voz.
👂 Otitis media: cuando el ácido llega al oído medio por la trompa de Eustaquio.
⚠️ Esófago de Barrett: una condición precancerosa del esófago si hay exposición prolongada.
Por eso, si sospechas que puedes tener reflujo silencioso, no lo ignores solo porque no duele.
Cambiar la posición al dormir, mejorar tu alimentación y seguir una buena higiene del sueño pueden marcar una gran diferencia.
Cómo mejorar el sueño si tienes reflujo nocturno
Si ya identificaste que el reflujo afecta tu descanso, es momento de actuar.
Dormir mal no solo te hace sentir cansado al día siguiente, también empeora tus niveles de estrés, tu digestión y tu salud en general.
Por eso, te explico qué hábitos y herramientas pueden ayudarte a dormir mejor, incluso si sufres reflujo nocturno.
Desde cambios simples en tu rutina, hasta suplementos naturales que pueden marcar la diferencia.
Establece una rutina de sueño saludable
Una buena higiene del sueño ayuda a que el cuerpo regule adecuadamente la producción de melatonina. Para eso:
- Evita pantallas: especialmente una hora antes de dormir.
- Oscurece la habitación: la luz inhibe la liberación de melatonina.
- Haz ejercicio temprano: ejercitarte tarde puede activar demasiado el cuerpo.
- Despiértate con luz solar: abre las ventanas o sal al exterior apenas despiertes para activar el ciclo circadiano.
Utiliza suplementos si tu médico lo indica
Algunas personas pueden beneficiarse de suplementos como:
- Melatonina: en dosis menores a 5 mg, 30-45 minutos antes de dormir.
- Glicina: aminoácido que ayuda a relajar el sistema nervioso central.
- Clonazepam u otros inductores: solo bajo prescripción médica y por periodos cortos.
Evita automedicarte o usar ansiolíticos de forma crónica sin control profesional.
Ejercicios que ayudan a reducir el reflujo silencioso
En algunos enfoques de medicina funcional, se recomienda estimular el nervio vago para mejorar la conexión entre el sistema digestivo y el cerebro.
Ejercicios útiles pueden ser:
- Cantar fuerte: estimula las cuerdas vocales y el sistema nervioso parasimpático.
- Gárgaras prolongadas: activan la musculatura faríngea.
- Reflejo nauseoso controlado: mediante estímulos suaves y guiados.
¿Cómo evitar el reflujo nocturno sin medicamentos?
Muchas personas recurren a medicamentos para aliviar el reflujo, pero no siempre es necesario empezar por ahí.
En muchos casos, el problema puede mejorar —o incluso desaparecer— con cambios en el estilo de vida.
Te explico qué acciones concretas puedes tomar para evitar el reflujo nocturno sin depender de fármacos.
Son estrategias simples, naturales y sostenibles que pueden darte resultados reales si las aplicas con constancia.
Cuida lo que comes y cuándo lo comes
Una dieta que favorece el reflujo puede provocar síntomas incluso sin que lo notes inmediatamente. Para evitarlo:
- No cenes en exceso: el volumen del estómago lleno promueve el reflujo.
- Evita salsas rojas y picantes: como las que contienen tomate, ajo, pimiento o cebolla.
- Reduce el estrés: ya que el sistema digestivo responde directamente al estado emocional.
- Evita fumar: el tabaco debilita el esfínter esofágico inferior.
En casos leves, pueden usarse alternativas como vinagre de manzana diluido o agua con limón en cantidades moderadas.
Pero solo si un médico ha descartado úlceras o lesiones esofágicas.
¿Qué tipo de colchón y almohada ayudan si sufres reflujo?
No necesitas una cama ortopédica, pero sí una superficie firme que mantenga la columna alineada.
Las almohadas triangulares elevadas pueden ser útiles, pero no sustituyen la elevación de la cabecera.
Evita múltiples almohadas apiladas, ya que inclinan solo el cuello y empeoran la postura.
Si eliges elevar la cama, hazlo desde la base.
Una inclinación de 15 a 20 cm es suficiente para prevenir que el ácido suba.
¿Qué complicaciones puede causar el reflujo nocturno si no se trata?
Ignorar el reflujo nocturno puede tener consecuencias más graves de lo que se piensa.
Entre las complicaciones se encuentran:
- Daño dental: el ácido puede desgastar el esmalte durante la noche.
- Sinusitis crónica: por la entrada de ácido en las vías nasales.
- Asma o bronquitis: debido a la irritación repetida en la vía aérea.
- Esófago de Barrett: una condición precancerosa causada por reflujo prolongado.
Por eso, no basta con aliviar los síntomas.
Es fundamental modificar hábitos y tratar la causa desde la raíz.
La posición en la que duermes puede determinar si tienes una noche de descanso o una noche de acidez.
Dormir del lado izquierdo, cuidar tu alimentación, evitar líquidos y usar técnicas complementarias son medidas simples pero efectivas para evitar el reflujo nocturno.
Recuerda que cada cuerpo es distinto.
Lo más importante es encontrar un equilibrio entre comodidad, salud digestiva y respiratoria.
Si los síntomas persisten, no dudes en consultar a un especialista para evitar complicaciones mayores.
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